NI TERRORISMO NI GUERRA NI FASCISMO NI RECORTES DE LIBERTADES. POR LA PAZ, LA JUSTICIA SOCIAL, Y LOS DERECHOS HUMANOS AQUÍ Y EN TODO EL MUNDO

De un tiempo aquí, vemos como las pequeñas victorias que habíamos alcanzado peligran por el retorno de un discurso involucionista que nos retorna al esquema del choque de civilizaciones. Y eso pasa en un momento en que Europa ha vivido la llegada de cientos de miles de personas que buscaban refugio huyendo de los conflictos y de la violencia de Siria, el Afganistán, Ucrania, el Iraq, Eritrea o Libia, entre otros.

Y a pesar de que Grecia fue la cuna del asilo, donde nació hace más de 2.000 años, y que después de la segunda guerra mundial fue Europa quien llevó esta idea a la escena internacional con la convención de Enero del 1951, la reacción de las instituciones europeas y los estados miembros de la UE en la última crisis de refugiados ha sido levantar vallas, omitir el salvamento marítimo, reprimir y dificultar el tránsito, y limitar el derecho de asilo. La misma Europa que ve reaparecer la respuesta islamòfoba y el rechazo organizado por la extrema derecha a la llegada de personas refugiadas en los países de acogida.

Y, de repente, un atentado al corazón de Europa, mucho más cerca del que estamos acostumbrados, nos ha helado la sangre y hemos visto como en París se sufría en propia piel lo que sufrieron hace bien poco en Beirut, Ankara o Túnez, y lo que sufren miles de personas cada día en Siria,  Iraq, Pakistán,  Afganistán y Nigeria, países donde se concentran el 80% de los atentados terroristas cometidos durante los últimos años. Países donde buena parte de nuestros gobiernos y empresas armamentísticas han estado vendiendo armas y protegiendo a gobiernos no democráticos en virtud de una supuesta seguridad y estabilidad regional.

Para nosotros, el respeto a la vida, a los derechos humanos y a la convivencia son piezas fundamentales de una existencia digna y en paz. Y es por eso por lo que ahora y siempre rechazamos radicalmente la violencia en todas sus formas, ya sea directa, cultural o estructural. En especial la violencia indiscriminada y cruelmente dirigida contra la población civil. Por eso, creemos que es imprescindible expresar nuestro rechazo a la violencia y nuestra solidaridad con las víctimas y sus familiares, independientemente de donde se produzca. Una violencia que hay que erradicar también en las respuestas que se puedan dar.

Porque sabemos que el terror busca provocar respuestas irracionales y estigmatizadoras, que deterioren las relaciones entre las comunidades, ya sea en París, en Cataluña o en cualquier sitio, poniendo en peligro lo más precioso que tenemos: la cohesión social. La violencia busca romper las bases de la convivencia y buscar incoherencias entre los valores que defendemos y su aplicación a algunos de sus ciudadanos en función de su país de origen, creencias, etnia, etc.

Y ante la amenaza que nuestros gobiernos respondan con intervenciones militares a los mismos países que sufren el terrorismo, o con el endurecimiento de las leyes de extranjería y las repatriaciones forzosas, o con el cierre de fronteras y la vulneración de los derechos humanos a quien busca acogida, o con limitaciones de las nuestras libertades en beneficio de un supuesto aumento de la seguridad, creemos que la sociedad civil se debe movilizar para evitar una escalada al desastre.

Por eso nos volvemos a alzar, para decir basta. No permitiremos que en nuestro nombre se inicie una nueva guerra, no avalaremos ningún bombardeo, no aceptaremos ningún nuevo recorte de nuestras libertades, no callaremos ante la proliferación de discursos islamòfobos, racistas y fascistas, y no permitiremos más leyes xenófobas ni más centros de detención ilegales o ilegítimos.

Manifestación el 28 de novembre, a les 5 de la tare, a la plaza de la Universitat de Barcelona

Por la paz, la libertad, la igualdad, la fraternidad, la solidaridad, la justicia global y la laicidad, hemos decidido salir a la calle a decir «Nunca jamás»!!!