ANÁLISIS INTERESANTE DE UN ANÓNIMO

Esta entrada nos la han hecho llegar al correo del blog. Un buen análisis de la situación.
Mucho es lo que se está escribiendo sobre la actual situación de Nissan y la inminente presentación de un Expediente de Rescisión de contratos que puede afectar a 1680 trabajadores y trabajadoras, más todos aquellos que de manera indirecta trabajan en empresas auxiliares. Difícil es no caer en la reiteración y plasmar de manera calmada y sosegada la misma, descalificando y despreciando a aquellos que argumenta la necesidad de ejecutar esa estrategia.

Las consecuencias industriales de Nissan son producto de antecedentes que se han venido produciendo y ante los cuales ha existido una ineficiencia no solo de los Directivos de Nissan sino también de la propia Administración autonómica y Estatal.

En 2004, después de una jornadas de movilizaciones importantes que conllevaron a la Sección Sindical de CCOO ha impugnar judicialmente un Convenio Colectivo que instauraba una doble escala salarial permanente, se llegó a la negociación de un nuevo Convenio Colectivo, que por una parte corregía esa desigualdad existente, acortando en el tiempo las diferencias salariales (4 años), reglamentaba una aplicación de la flexibilidad totalmente desregulada con anterioridad, y posibilitaba unos incrementos de productividad que permitieron por un lado incrementar la producción y por otro el empleo.

Aquella no fue una negociación fácil, se tuvo que luchar contra la presión mediática que acusaba a los agentes sociales de poner en peligro la estabilidad de la compañía y ponía en riesgo la continuidad de la misma.

Los trabajadores y trabajadoras asumimos aquellos sacrificios, convencidos de que estábamos ante un ejercicio de responsabilidad social, con nosotros mismos, y con todo el empleo auxiliar que dependía de nosotros.

Por el contrario, la Dirección General, se rodeó de un grupo de directivos que al frente de las diferentes áreas de la fábrica, practicó desde su incompetencia la presión personal, como herramienta de desgaste hacia la plantilla, amedrentando a la misma, con una política que rayaba el gangsterismo. Ejemplos como los de la planta de pintura, montaje y por supuesto carrocerías, fueron de los más significativos.

Los trabajadores y trabajadoras hicimos un esfuerzo colectivo por conseguir que se cumpliera algo muy elemental: compromiso industrial y social.

A pesar de todo ello, la Dirección no consigue por propia ineficacia y por la pasividad de la Administración, la posibilidad de construir una nueva factoría como impulso necesario y básico para consolidar el tejido industrial en Catalunya, ni tan siquiera se aprueban inversiones que a nivel interno puedan vislumbrar un futuro halagüeño, solo hace falta ver, el estado de deterioro en el que se encuentra la fábrica de Zona Franca, con instalaciones desfasadas, sucia, y con pocas posibilidades de crecimiento dentro del recinto. La adjudicación final de un producto que no se asigna a Barcelona sino a Tánger no hace más que confirmar los peores presagios de nuestro futuro.

Todos estos acontecimientos, han provocado que una decisión meditada desde hace tiempo se manifieste ahora, aprovechando las turbulentas mareas que azotan nuestra sociedad, con una crisis creada por un capitalismo salvaje y caníbal.

Somos conscientes que la situación no es fácil, pero aquí si tenemos que exigir responsabilidades.

En primer lugar a la empresa, como responsable directa de la situación, aquí debe quedar muy claro que quién plantea los despidos es Nissan.

En segundo lugar a la Administración, que tiene que ser el instrumento necesario para poner freno a todos estos desmanes, y exigir la necesidad de que la multinacional ponga encima de la mesa un proyecto industrial que de continuidad a la actividad laboral en la empresa.

No nos sirven argumentos, de que tenemos que adecuar la fábrica para poder estar en condiciones de competir con otras empresas del grupo, ¿De qué servirán supuestos sacrificios si no van acompañados de un horizonte industrial y laboral que nos permitan crecer y trabajar por un futuro de estabilidad. Aquí la Administración tiene que jugar fuerte y trasladar todas estas preocupaciones sin hipotecas políticas, sin estar maniatada y con la seguridad y certeza de defender los intereses de los ciudadanos de este país.

Internamente no podemos caer en la ingenuidad de discutir como se va a abordar el expediente sobre la base de cual será la indemnización que nos puede quedar. Eso no toca discutir. El eje central de la discusión, está en un plan industrial que impida los despidos, que aborde una situación de crisis con medidas coyunturales y no estructurales ni traumáticas.

Somos muchas las familias que están en juego, su estabilidad en el trabajo, sus ilusiones y sus proyectos de futuro. Por todo ello, no se puede dejar al margen todos estos sentimientos que como bien decía el Presidente del Comité de Empresa están basados en cuestiones de dignidad personal.

Con todo lo que está en juego, tenemos que ser capaces de mantener la coherencia, la unidad, y el respaldo a nuestros representantes. Podrán gustarnos o no sus decisiones, pero lo que si tenemos que tener claro es que son nuestros más legítimos representantes en estos momentos y tenemos que apoyarlos sin fisuras. La empresa con sus mentiras, los medios de comunicación que en ocasiones distorsiona la realidad, y aquellos que viven de la tertulia, el café y el puro, instalados cómodamente en un sillón desde el cual analizan su realidad van a estar presente constantemente, presionando e intoxicando al conjunto de la plantilla para dividirnos y obtener sus objetivos.

Tenemos que graduar nuestra movilización, no podemos quemar todos nuestros cartuchos el primer día e ir avanzando hacia jornadas de lucha que sin lugar a dudas van a surgir a medida que vayan pasando los próximos días y semanas.

El próximo día 5 de noviembre a las 18’00 horas, tenemos que volver a dar un ejemplo de unidad, de lucha y de protesta contra todos aquellos, que pretenden una mayor desigualdad social, contra todos aquellos, que plantean medidas irracionales, y contra todos aquellos que su único objetivo en esta vida es acumular riquezas a costa de quienes con su esfuerzo trabajan cada día. Ahora está más vigente que nunca la lucha del 76, de todos aquellos compañeros y compañeras que con su lucha consiguieron que hoy podamos ser lo que somos. Si nosotros estamos orgullosos de ellos, tenemos que conseguir que nuestros hijos puedan estarlo de nosotros.